sábado, 25 de octubre de 2008

XXI

Dímelo una vez más, tú continúa
diciendo que me quieres. Aunque suene,
como dices, al canto del cuclillo.
Que nunca la llanura o las colinas,

los valles y los bosques son del todo
verdor de primavera sin su canto.
Amor mío, en mis sombras donde hay voces
de duda que me hieren, yo te imploro:

Dime otra vez ¡te quiero! ¿Qué más da
que haya muchas estrellas en la altura
o muchas flores adornando el año?

Di que me quieres, di te quiero, es como
un tañido de plata... Aunque no olvides
tu quererme en silencio con el alma.

(Elizabeth Barret Browning)
-en traducción de Carlos Pujol-

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