En los árboles asesinados
aúllan los infiernos.
Duerme el verano en miel virgen,
el lagarto en su infancia de monstruo.
De mi olor de hombre,
gracia al aire de los ángeles,
al agua mi corazón celeste
en la fértil oscuridad de célula.
(Salvatore Quasimodo)
-en traducción de Antonio Colinas-
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