Escribo ya con la noche
en casa. Escribo
sobre la mañana en que escuchaba
el rumor de la cal o de la lumbre,
y sólo tú eras
quien decía mi nombre.
Escribo para llevarme a la boca
el sabor de la primera
boca que besé temblando.
Escribo para ascender
a las fuentes.
Y volver a nacer.
(Eugénio de Andrade)
-en traducción de José Ángel Cilleruelo-
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